Comprendiendo la Relación entre Emociones y Alimentación.
La conexión entre nuestras emociones y la forma en que nos alimentamos es mucho más profunda de lo que solemos pensar. ¿Alguna vez te has dado cuenta de cómo tus estados emocionales influyen en tus elecciones alimentarias?.
Desde el estrés hasta la felicidad, nuestras emociones desempeñan un papel crucial en lo que comemos y cómo lo procesamos. En este artículo, exploraremos esta intrincada relación y cómo podemos comprenderla para llevar una vida más saludable y equilibrada.
El Vínculo Invisible: Emociones y Alimentación
Nuestro estado emocional puede tener un impacto significativo en nuestra elección de alimentos. Cuando estamos felices, es más probable que optemos por alimentos que nos brinden placer inmediato, como alimentos dulces y ricos en carbohidratos. Por otro lado, en momentos de estrés, tendemos a buscar alimentos reconfortantes y familiares que nos proporcionen una sensación de seguridad.
El Estrés y la Alimentación: Cuando estamos bajo estrés, el cuerpo libera hormonas como el cortisol, lo que puede aumentar nuestros antojos por alimentos poco saludables. La relación entre el estrés y el "comer emocional" puede llevar a la sobreingesta y al aumento de peso a largo plazo.
La Felicidad y la Comida: Por otro lado, la liberación de endorfinas cuando estamos felices puede influir en la elección de alimentos que nos hagan sentir bien. Sin embargo, es importante encontrar un equilibrio, ya que depender demasiado de los alimentos para elevar el estado de ánimo puede llevar a hábitos alimentarios poco saludables.
El Poder de los Alimentos en Nuestra Biología
Los alimentos que consumimos no solo afectan nuestras emociones, sino que también tienen un impacto directo en nuestra biología. El sistema digestivo y el cerebro están estrechamente conectados, lo que significa que lo que comemos puede influir en cómo nos sentimos.
Serotonina y Alimentos: La serotonina, una sustancia química cerebral que regula el estado de ánimo y el bienestar, se produce en el intestino. Algunos alimentos, como los ricos en triptófano (un aminoácido esencial), pueden aumentar los niveles de serotonina y contribuir a un mejor estado de ánimo. Entre los alimentos de alto contenido de triptófano podemos encontrar:
Carne (sobre todo pavo y pollo) y pescado azul (salmón, atún…). Huevos, sobre todo en la yema. Lácteos, pero recuerda que si quieres perder peso debes tomarlos desnatados. Plátano/banana, piña, aguacate y ciruela. Berros, espinacas, remolacha, zanahoria, apio, alfalfa, brócolis, dátiles. Frutos secos (almendras, nueces, pistachos, anacardos…). Aportan cantidades interesantes de magnesio y omega-3. Chocolate negro. Cereales (en especial integrales, arroz y avena). Aumentan la secreción de insulina que favorece la transformación de triptófano en serotonina. Semillas (sésamo, calabaza, girasol y fenogreco). Legumbres (garbanzos, lentejas, habas, soja…) que además aportan B1, B3, B6, B9 y magnesio. Levadura de cerveza.
Azúcar y Dopamina: El azúcar es conocido por su capacidad para aumentar los niveles de dopamina en el cerebro, lo que crea una sensación temporal de placer. Sin embargo, el consumo excesivo de azúcar puede llevar a una respuesta de dopamina menos efectiva, lo que puede contribuir a la búsqueda constante de alimentos dulces.
La sacarosa, comúnmente llamada azúcar, es un disacárido formado por una molécula de glucosa unida a una molécula de fructosa. La grasa del cuerpo se forma cuando se combina la Glucosa (que es la azúcar de la sangre), con la Insulina que produce el pancreas.
Puedes comer lo que quieras, hasta grasa pura, pero no se forma grasa en tu cuerpo. La grasa se forma cuando tienes ¡RESISTENCIA A LA INSULINA! Tema que profundizaremos en otro articulo.
Por lo tanto, el 73% de la producción mundial proviene de la caña de azúcar y el 23% de la remolacha, que son de la naturaleza. Por ejemplo la miel, que es un producto natural rico en antioxidantes, y la caña de azúcar (azúcar moreno), es rico en con fibras, minerales y vitaminas y con un índice glucémico más bajo.
Azúcar añadido como el azúcar que añadimos al café o a los postres y el que aparece en la lista de ingredientes de un alimento como los refrescos, galletas, algún alimento preparado, salsas, cereales, bollería, pan de molde, etc.
Aunque es un disacárido compuesto de dos moléculas, una de glucosa y otra de fructosa, procedente de la caña de azúcar o de la remolacha. El azúcar refinado es el extracto puro de azúcar, es decir, sacarosa. Existe el azúcar blanco, que contiene 99,5% sacarosa, el azúcar rubio más oscura que el azúcar blanco tiene menos sacarosa y el azúcar moreno que se cristaliza pero no se refina.
Azúcar naturalmente esta presente en algunos alimentos como la miel, siropes frutas y también en la leche,
Top alimentos con más azúcar:
Cereales desayuno
Mermeladas
Cacao soluble
- Leche, siendo el más común la Lactosa.
Ketchup
Pan de molde
Refrescos
Bollería industrial o Chuces, que además contienen muchas grasas saturadas.
Postres lácteos
Chocolates (Menores de 75% cacao).
La Influencia de la Neurología en Nuestras Elecciones Alimentarias
Nuestra neurología también juega un papel importante en nuestras elecciones alimentarias. Los patrones neurológicos pueden influir en cómo respondemos a ciertos alimentos y cómo desarrollamos hábitos a lo largo del tiempo.
Hábitos y Cerebro: El cerebro tiende a buscar patrones familiares y predecibles. Cuando desarrollamos hábitos alimentarios específicos, como comer bocadillos poco saludables mientras miramos televisión, el cerebro asocia estos comportamientos con recompensas y es más probable que los repita.
Recompensa Cerebral: Cuando comemos alimentos que nos brindan placer, el cerebro registra esto como una recompensa. Con el tiempo, el cerebro puede desarrollar una preferencia por ciertos alimentos basados en la respuesta de recompensa que generan.
Rompiendo el Ciclo de la Alimentación Emocional
Entender la relación entre nuestras emociones, la biología y la neurología nos brinda la oportunidad de tomar decisiones más informadas y conscientes sobre nuestra alimentación.
Conciencia Emocional: Aprender a identificar las emociones que desencadenan la alimentación emocional es el primer paso para romper el ciclo. En lugar de recurrir automáticamente a los alimentos en respuesta a las emociones, podemos explorar formas alternativas de manejar lo que sentimos.
Elecciones Conscientes: Con una mayor conciencia de cómo los alimentos afectan nuestra biología y neurología, podemos hacer elecciones más conscientes. Optar por alimentos que nos nutran física y emocionalmente puede ayudarnos a mantener un equilibrio saludable.
Resumen final
La relación entre nuestras emociones y la forma en que nos alimentamos es profunda y compleja. Comprender cómo nuestras emociones afectan nuestras elecciones alimentarias y cómo los alimentos influyen en nuestra biología y neurología nos brinda la oportunidad de vivir de manera más consciente y saludable. Al tomar decisiones informadas y cultivar una relación equilibrada con la comida, podemos encontrar un camino hacia el bienestar integral.
Recuerda, somos lo que comemos y cómo respondemos emocionalmente a lo que consumimos. Aunque profundizando un poco más somos de lo que nos alimentamos. Y esto también se trata de las emociones que experimentamos y dejamos que afecten nuestras vidas.
Un gran abrazo de corazón a corazón, tu amiga Andrea.